Poseedores y antiguas procedencias

Biblioteca de Hernán Núñez, el Pinciano

11 enero 2016

LA BIBLIOTECA DE HERNÁN NÚÑEZ, “EL PINCIANO”:
LAS EDICIONES IMPRESAS A TEXTO COMPLETO

    Entre los fondos de origen particular que conserva la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, destaca la perteneciente a Hernán Núñez de Toledo y Guzmán (1475-1553), catedrático de griego y de retórica de la Universidad de Salamanca. Donada a la Universidad a cambio de obtener la pensión de jubilación como catedrático, su biblioteca constaba de manuscritos, incunables e impresos del siglo XVI, generalmente de clásicos grecolatinos o de historia. Hasta el momento han sido identificados como de su propiedad 71 incunables y 131 impresos, todos ellos marcados con la anotación «Es de la Universidad de Salamanca» –marca de propiedad que impuso la Universidad tras la donación– y, sobre todo, con sus características anotaciones, subrayados y manecillas de lectura.

Cortes en libros de Hernán Núñez
    Gracias a las subvenciones obtenidas en dos convocatorias sucesivas (2013 y 2014) de las «Ayudas al patrimonio bibliográfico para la creación y transformación de recursos digitales y su difusión y preservación mediante repositorios», convocadas por la Secretaria de Estado de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la Biblioteca General Histórica ha podido completar la digitalización de la biblioteca particular de El Pinciano, asegurando con ello su preservación y libre difusión en Internet mediante facsímiles digitales.
    Los recursos digitales de las obras que componen esta donación están accesibles en el Repositorio Institucional de la Universidad de Salamanca GREDOS y, a partir de él, son recolectadas en la biblioteca digital EUROPEANA.
    La mejor forma de acceder a esta colección es a través del catálogo de la Universidad, en la opción «Fondo Histórico» y luego buscando por «Impresor, antiguo posesor». Cada registro bibliográfico, con la descripción de la edición y de los ejemplares correspondientes, incluye en la parte inferior («Recurso electrónico») un enlace a la digitalización del ejemplar de Hernán Núñez. Los registros bibliográficos con ejemplares de este antiguo poseedor pueden encontrarse siguiendo este enlace. (De momento, solamente son accesibles las ediciones impresas de esta procedencia).
    Agradecemos a la doctora Carmen Codoñer Merino, catedrática de latín de nuestra Universidad y coautora de Biblioteca y epistolario de Hernán Núñez de Guzmán (El Pinciano): una aproximación al humanismo español del Siglo XVI (Madrid: CSIC, 2001), la breve semblanza del Comendador griego y la valoración de su biblioteca que a continuación se ofrecen.

Anotación y manecilla de Hernán Nuñez


 

Hernán Núñez de Guzmán (c.1475-1553), habitualmente conocido como “El Pinciano”, mereció también ser llamado el “Comendador griego” por su profundo conocimiento de esta lengua. No solamente conocedor del griego y del latín, sino también del hebreo y del árabe, puede decirse que su personalidad domina el panorama cultural de la Universidad de Salamanca desde 1522 hasta su muerte, ocupando la cátedra de Retórica y Griego.
    El Comendador poseía una nutrida biblioteca que donó a la Universidad de Salamanca a su jubilación, para que fuera incorporada a la Biblioteca del Estudio a su muerte. Gracias a la posibilidad de localizar los libros que integraban la donación se ha podido reconstruir la extraordinaria personalidad de Hernán Núñez como filólogo. Su obra, aunque no abundante, deja ver la actitud crítica ante los textos comentados; su biblioteca nos informa sobre el amplio campo de sus intereses y el caudal de conocimientos acumulados.
    Tan importante como es el legado que dejó a la Universidad, definidor de las bases sobre las que se apoyaba su actividad intelectual, sigue siendo el estudio de las notas marginales que dejó sobre la mayoría de sus ejemplares, que nos informan sobre el dominio de la materia objeto de observaciones. Estas nos adentran en una lectura profunda de cada autor, y en un bagaje de conocimientos poco frecuente que le permite intervenir sobre los textos. Trabajar sobre sus marginalia deja la impresión de estar en contacto con una personalidad comparable a la de los grandes humanistas del siglo XVI.

En efecto, el Pinciano no lee simplemente, sino que trabaja sobre los textos griegos y latinos que lee y que pertenecen a géneros tan diversos como ciencias naturales, gramática, filosofía, historia, léxico, medicina, retórica, teología… todo despierta su interés; un interés que va mucho más allá del recurso a los mismos, dejando al descubierto el perfil de un concienzudo filólogo. Añade anotaciones que indican la fuente de pasajes del texto que está manejando y contribuyen a su mejor comprensión, ofrece pasajes paralelos de otros autores coincidente o no; y con frecuencia recurre a otros manuscritos y ediciones de la obra que le ocupa, a fin de detectar la lectura correcta e incluso aventurar conjeturas que, en algunos casos, han sido incorporadas a ediciones críticas actuales.
    Es de desear que la posibilidad de disponer digitalizada esta asombrosa biblioteca incite a más de un investigador a recuperar un legado no debidamente explotado de uno de los hombres más interesantes de nuestro tardío Renacimiento.

Anotaciones y manecillas de Hernán Nuñez

Poseedores y antiguas procedencias

Biblioteca de la Casa ducal de Osuna

4, febrero, 2015

La historia de muchas de las bibliotecas particulares es la historia de un esfuerzo vano, la voluntad de apresar en volúmenes el vasto conocimiento de la humanidad para que, al final, la muerte hagaSuperlibros de Osuna dispersarse los libros «como los pajarillos del monte» –como decía Juan de Segovia en fechas tan lejanas como mediados del siglo XV–. Unas veces será la desidia de los herederos o sus deseos de convertir el conocimiento en riqueza monetaria, otras veces la necesidad de pagar unas deudas, otras la falta de un destinatario final…, en fin, la compra, la almoneda pública, incluso la pérdida como destinos posibles para algo que tanto esfuerzo costó reunir.


En el caso que nos ocupa fue el denodado esfuerzo del último de los portadores del título nobiliario –Mariano Téllez-Girón y Beaufort Spontin, XII Duque de Osuna, muerto en 1882– en llevar a la ruina a su propia familia lo que obligó al estado español a comprar una biblioteca en inminente riesgo de salir de nuestras fronteras (1884).


Aunque no salió de España, la colección fue dispersada entre varias instituciones públicas, entre ellas, diferentes bibliotecas universitarias. En muchas de ellas, a su vez, lo que una vez fue un fondo concreto, se dispersó entre todos los volúmenes de su colección, de modo que, actualmente, no resulta fácil saber qué libros proceden de aquella biblioteca nobiliaria.


En el último número de la revista Pecia de la Biblioteca histórica de la Universidad Complutense de Madrid, hemos hecho desde nuestra biblioteca una pequeña aportación para ayudar a identificar los ejemplares que proceden de esta riquísima biblioteca.

Poseedores y antiguas procedencias

Libros de Francisco de Quevedo

Exlibris Quevedo

La presencia de algunos ejemplares que pertenecieron a Francisco de Quevedo en la biblioteca histórica de la Universidad de Salamanca es conocida desde hace tiempo. Aprovechamos la reciente publicación de un artículo sobre su biblioteca para poner otra vez la noticia ante los interesados.

En 1975 Felipe C. R. Maldonado dio a conocer un inventario, conservado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid y fechado en 1646, donde se recogen los objetos y muchos libros que don Francisco dejó a su heredero Pedro de Alderete Quevedo y Villegas. El estudioso trató de identificar los libros allí recogidos. En 2011 otros dos autores. Carlos Fernández González y Sofia Simões, han retomado la tarea, prosiguiendo con la identificación de las ediciones. El resultado está disponible en la web de la revista: «Nuevas aportaciones a la biblioteca de Francisco de Quevedo», Manuscrt.Cao, 11 (2011).

Hubiera sido deseable que, ya que los autores han avanzado en la identificación de las ediciones, el artículo se completase señalando los ejemplares concretos que Quevedo tuvo entre sus manos, al menos aquellos que ya han sido mencionados en los artículos citados en su nota 4 o conocidos por sus propias investigaciones –solamente se citan en algunos ítems, como uno de los conservados en Salamanca–. De este modo, el trabajo habría quedado, en nuestra opinión, más redondo, aunque, como ellos mismos dicen, el suyo sea un documento todavía abierto.

Hasta el momento, dos son los ejemplares conservados en la Universidad de Salamanca que proceden de la biblioteca de escritor.

El ítem 136, con el título «Hesiodi ascrie opera», podría identificarse con esta edición: Hesiodou Askraiou Ta Heuriskomena. Hesiodi Ascraei quae extant. Daniel Heinsius Interpretationem infinitis locis emendauit … (Lugduni Batavorum: ex officina Ioannis Patij, prostant in Bibliopolio Commeliniano, 1613); y con un ejemplar conservado en Salamanca, que tiene la firma de Quevedo en la portada, además de una extensa nota de su mano en el vuelto de la portada (BG/33861).

QuevedoQuevedo

El nombre de Quevedo aparece también en la portada de la siguiente edición: Terentius, in quem triplex edita est P. Antesignani Rapistagnensis Commentatio…, Lugduni: apud Mathiam Bonhome, 1560 (BG/33674). Sin embargo, en este inventario no aparece ningún ítem que pueda responder a este libro. No es de extrañar, ya que, como se indica en los dos trabajos citados, este listado no contiene la totalidad de los libros que formaron parte de la colección reunida por Quevedo.

Quevedo BG 33674



F. C. R. Maldonado, «Algunos datos sobre la composición y dispersión de la biblioteca de Quevedo», Homenaje a la memoria de don Antonio Rodríguez-Moñino, 1910-1970, Madrid: Castalia, 1975, 405-420.

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